ARQUITECTURA CRITICA

Proyectos, Obras y Documentos de Arquitectura Contemporánea



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La estructura abandonada corresponde a un edificio industrial-minero de Japón que no se usa desde hace más de 50 años.

Con tanta movida propogandística zoombie esta torre sería un gran refugio.

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Número 34 - Páginas: 80

Editorial:
Recorriendo una línea editorial trazada por la obra de arquitectos de diversos países, ampliamos el enfoque de Revista 1:100 al traspasar una nueva frontera para llegar en esta ocasión, y por primera vez a Paraguay, lugar donde se implanta la obra del arquitecto Javier Corvalán y el trabajo desarrollado en su estudio, al que llama Laboratorio de Arquitectura.

Las cuatro casas que presentamos en las siguientes páginas son la síntesis de una búsqueda de alternativas constructivas y estructurales, que se traducen en resultados con un alto grado de expresividad formal y funcional. Son obras en donde cada parte del edificio esta pensada desde el detalle mismo de su resolución constructiva, hasta la totalidad de la obra, teniendo en cuenta las particularidades climáticas, topográficas y antropológicas del lugar. Los espacios logrados tienen un valor emocional único, tanto por la combinación de materiales, como por el manejo de la luz, material intangible pero inseparable de la buena arquitectura.


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Revista de Arquitectura 1:100
Selección de obras
Analisis completo de obras de Arquitectura.
Incluye: Revista, Desplegable con planos escala 1:100.
Formato: 15cm de alto x 20cm de ancho

Pareciera ser que para varias cuestiones de la vida, el ser humano necesita de los extremos para poder identificarse en sociedad. También es posible notar, como en cada tipo de situaciones sin importar el tema o el motivo, debiera surgir una cierta polarización para que siempre exista ese claro "equilibro" del universo. Ahora bien, con la caída de la Unión Soviética, nos encontramos enfrentados ante la pérdida de esta bipolarización o "equilibro parcial" en el aspecto político global. A ello se le suma, un momento por demás particular que está sucediendo actualmente con las diferentes políticas de los países que componen las ciudades de la cuenca del mediterráneo.

En una época lejana, el Mediterráneo fue completamente parte del Imperio Romano, y de ahí proviene justamente su nombre derivado del latín "Medi-Terraneum", cuyo significado es, "mar en el medio de las tierras". Era una época, donde sus costas se encontraban controladas únicamente por ese vasto imperio. Luego, ya con el correr de los siglos y con el surgimiento de nuevas civilizaciones, aparece el Islam en la costa sur durante el siglo VII D.C. De pronto comenzó a bipolarse parcialmente la cuenca del mediterráneo, y con ello, el modo de entender y la forma de habitar las ciudades que encierran este mar. Además de la ciudad clásica existente, derivada de las ciudades griegas, en donde predominaba la vida pública del ágora; surge una nueva tipología de ciudad, la ciudad islámica basada en una vida interior encerrada y configurada a través de un patio. La nueva tipología se hallaba fundamentalmente lejos de un contacto público y de una búsqueda por el dialogo entre las personas. El patio musulmán se constituyó de manera funcional a ser el patrón religioso para el desarrollo de las futuras mezquitas, pero en ningún momento cumplió la función política de la plaza griega. En palabras del urbanista e historiador Chueca Goitia , "La ciudad musulmana está montada sobre la vida privada y el sentido religioso de la existencia, y de aquí nace su fisonomía. No puede, por tanto, confundirse con la ciudad pública…" y continua diciendo, "De aquí que las calles hayan resultado tortuosas, laberínticas e inverosímiles". Se puede suponer con esta cita, que la ciudad islámica conquistó por medio de la religión todo su espacio público a excepción del zoco o del mercado lógicamente, y es con ello, que la ciudad islámica se encontró completamente unida a su religión y desprovista de una vida en sociedad a la manera clásica aristotélica.

Hoy en día, es posible distinguir de manera clara, la división casi simétrica de dos grandes grupos que componen la cuenca del Mediterráneo. Por un lado se encuentran los países comprendidos por España, Francia, Italia, Grecia y Turquía, como los países protagonistas del "Norte", y por otra parte los del "Sur", que se encuentran comprendidos por países como Marruecos, Algeria, Túnez, Libia y Egipto. Estamos hablando concretamente de las ciudades costeras situadas en el continente europeo y africano respectivamente. Aunque luego quedarían, los tres países situados en el continente asiático, los cuales encierran al mar en su parte este; que son, Israel, Líbano y Siria, con sus ciudades costeras respectivamente.

Luego de esta pequeña introducción un tanto histórica, geográfica y cultural, quisiera intentar explicar el concepto que sugiere la frase "Liquidez Mediterránea". El concepto de la liquidez tal como lo explica Bauman en gran parte de sus libros, es una metáfora para poder explicar de una forma clara, la pérdida de la noción del tiempo moderno y de todo lo relacionado con ciertos elementos sólidos que se estarían transformando hasta perder su estado original. Con este mismo pensamiento, se podría pensar que se estarían cambiando los modos de habitar las ciudades en las sociedades modernas. Si todo lo concreto y real, como sostiene Zygmunt Bauman, se estaría desvaneciendo en el aire, es posible reflexionar y notar, que vivimos actualmente en un momento de incertidumbre que está siendo paulatinamente conquistado por la inseguridad en todos los terrenos de nuestra modernidad. Ahora nos encontramos sin ciudades amuralladas visibles, pero de repente, la mitad del Mar Mediterráneo, o sea, toda su costa sur, se encuentra envuelta en una gran rebelión denominada "Primavera Árabe" contra sus regímenes teocráticos, mientras que la parte norte de la cuenca mira atentamente los entretelones que hay detrás esta particular revolución.

Ya han pasado varias décadas desde que las colonias han desaparecido de las costas del sur, dejando territorios "independientes" pero igualmente devastados en los que se pueden ver un gran vacío institucional y gubernamental. Como consecuencia de esta fracasada y desgastada colonización, se ha cambiado la forma de expoliar las costas de una manera menos visible. Sucede esta vez, mediante la extracción de los recursos naturales que se hallan en las profundidades de las costas, con la complicidad de los dictadores árabes, permitiendo que el norte mediterráneo viva hoy a costa de la materia prima africana. La cual es llamada por algunos como el oro negro o simplemente petróleo. ¿Qué pasará en las próximas décadas cuando se hayan consumido todos los recursos de la costa africana?

En nuestros días, los grandes movimientos migratorios causados por el fracaso de las colonias francesas, españolas e italianas en territorio africano, y sumada a la alta natalidad religiosa musulmana por un lado y la insignificante reproducción europea causada por su alta calidad de vida por el otro lado, están produciendo que las calles de las principales ciudades costeras europeas sean conquistadas demográficamente por africanos que buscan mejores condiciones de vida en los países democráticos del norte. Tal es así, que la periodista italiana Oriana Fallaci ha popularizado el término de "Eurabia" para describir la situación actual que se vive Europa en cuanto a la pérdida de la cultura europea debido a la expansión demografía islámica. ¿Qué sucederá con las ciudades tradicionales costeras que viven plenamente de la calle y de la diversidad de culturas que otorgan esa discusión y dialogo con el que piensa diferente? ¿Desaparecerán todas las cuestiones públicas y políticas de las ciudades tradicionales por la conquista silenciosa del islam y por un mundo cada vez más virtual e irreal?

Los interrogantes que surgen son varios y las alternativas a implementar parecieran ser muy escazas. La "liquidez mediterránea" estaría condicionada, a mi entender, por la cuestión del tiempo lógicamente en una primera instancia, pero principalmente por dos factores claves, o mejor dicho, por dos "ciudades-bisagras" que tendrían la responsabilidad de mantener ese "cierto equilibrio regional". La primera es Estambul, ya que cumple la función estratégica de ser la ciudad que divide Europa y Asia, con todo el trasfondo cultural y económico que ello conlleva, y la otra seria Tel Aviv, por ser la única metrópolis del litoral israelí de gran peso que se encuentra situada a muy pocos kilómetros de distancia de lo que conforma la división de Asia con África, permitiendo además, un tránsito comercial seguro por el canal de Suez, como a su vez, cumpliendo la función de ser una suerte de "enclave de seguridad" para contrarrestar, en cierta forma, este nuevo y repetido choque de civilizaciones en un mundo cada vez más líquido.

Autor: Arquitecto Bryk Uriel

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1 Fernando Chueca Goitia, "Breve historia del urbanismo" Cap. Tipos fundamentales de ciudades.
2 Zygmunt Bauman, "Modernidad líquida", "Amor líquido", "Miedo líquido"

Gacetilla:

El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), la Cité de l’Architecture et du Patrimoine (París), The Architecture Foundation (Londres), el Nederlands Architectuurinstituut (Rotterdam), l’Architekturzentrum Wien (Viena), el Museum of Finnish Architecture (Helsinki) y el Deutsches Architekturmuseum (Frankfurt) convocan la séptima edición del Premio Europeo del Espacio Público Urbano que se concederá el 29 de junio de 2012 en Barcelona.

El Premio Europeo del Espacio Público Urbano, creado en el año 2000, es un certamen bianual organizado con el fin de reconocer y estimular la creación, recuperación y mejora del espacio público en nuestras ciudades. Con una vocación claramente europeísta, el Premio hace hincapié en la dimensión social y política de la arquitectura.

A lo largo de las seis anteriores ediciones, el Premio se ha consolidado a nivel internacional de modo que en la última convocatoria se presentaron 303 obras de 32 países europeos, lo que lo convierte en el termómetro de las principales preocupaciones de los espacios públicos de las urbes europeas. Para poner esta información a la disposición pública, el Premio ofrece el Archivo Europeo del Espacio Público Urbano en el que pueden consultarse las 451 mejores obras de 295 ciudades europeas que se han presentado históricamente.

La séptima edición del premio va a presidirla el arquitecto Josep Llinàs, tomando el relevo de Rafael Moneo (2010),  Manuel de Solà-Morales (2008) y Elías Torres (2006).

Más información e inscripciones:
www.publicspace.org

Comenzando por elegir correctamente nuestra alimentación diaria, podría ser una excelente contribución a una ciudad más saludable, más ecuánime y más sustentable a la vez. Pero ello por ahora, está muy lejos del pensamiento común de los habitantes de las grandes metrópolis del siglo XXI. Nos encontramos actualmente profundamente inmersos en una "sociedad de consumo", completamente subyugada por las nuevas modas de consumo masivo, como son, la televisión, la telefonía celular, Internet, los centros comerciales y el famoso Fast Food. Me detendré precisamente a analizar en este artículo, el tema especifico de la comida rápida y su relación con la ciudad moderna.

La comida rápida, nacida a comienzo del siglo XX es llamada en inglés "Fast Food", pero debería llamarse por su verdadero nombre, "Junk Food" comida basura en español. Su principal característica es no producir alimentación alguna, solo se encarga de producir costumbres globales relacionadas con una "vida basura". Este tipo de alimentación incrementa en gran medida el consumo irracional del automóvil y de los grandes centros comerciales por citar algunos ejemplos. La comida chatarra (Hamburguesas, Hot Dogs, Pollo frito) basa gran parte de su elaboración en productos derivados de animales, lo que conlleva a la necesidad de producir inmensas plantaciones de soja que son mayoritariamente para la alimentación del ganado. A su vez, se genera con ello, consumos extremos de agua solo para alimentar maquinas y animales que serán deglutidos por nosotros mismos en un futuro cercano. Además de ello, incentiva aún más la extracción y el consumo del petróleo aumentando la cantidad de vías de infraestructuras de transportes necesarias para barcos y camiones.

El Slow Food1 es un movimiento internacional creado a mediados de la década del 80' en Italia, el cual basa su manifiesto en promover la difusión de una nueva filosofía formada por la valoración del gusto y el conocimiento del placer de las comidas regionales, contraponiéndose rotundamente a la globalización de los gustos y la pérdida de las tradiciones gastronómicas locales. El símbolo del movimiento justamente es el caracol, emblema de lentitud, que permite enfocar y ser consientes de cómo y en que invertimos nuestro tiempo. Ha nacido como respuesta y como acción de protesta contra los hábitos desenfrenados y la vida vertiginosa del "Fast Life" de nuestros tiempos modernos, que ha modificando nuestra vida, continúa amenazando nuestro medioambiente y ha distorsionando completamente el paisaje natural.

Podemos ver en la configuración de ciudades como Dubái o Las Vegas (ciudades hiper artificiales), donde se expanden muy rápidamente y la mayoría de sus inversiones justamente provienen del petróleo y de las multinacionales (empresas automotrices) que se aprovechan de los recursos del riquísimo continente africano, abuzando de él a nivel de agotar todos sus recursos no-renovables. ¿Y qué es precisamente lo que se busca generar con ello? Solo ciudades a-históricas, totalmente dependientes y sin producción de ningún tipo, solo en busca de la producción de ciudades-ejemplo del consumo extremo. En dichas ciudades-consumo, la comunicación entre ciudadanos en espacios sociales y públicos, como en espacios de compartimiento familiar al aire libre o en silencio de contemplación no se producen. Los espacios al exterior, donde se deberían efectuar el trabajo del cuerpo y de la mente no se generan, ni hablar de espacios que produzcan comida básica mediante huertos urbanos o cooperativas vecinales, algo totalmente indispensable para el futuro desarrollo de las ciudades en los años venideros.

Al ser humano en el último siglo lo han alimentando a base de todo tipo de residuos, generando en su defecto o mejor dicho, en su defecación más residuos, que son visibles mediante diferentes enfermedades y trastornos psicológicos que se produjeron en el último siglo. Es un círculo vicioso, donde el consumo de todo prevalece, sin permitir el mínimo tiempo para caminar o reflexionar de nuestra actividad diaria. Ya no existen más las plazas para pensar y compartir reflexiones con otros ciudadanos como las antiguas ágoras griegas. Para contrarrestar esta paupérrima alimentación, adoptemos el buen ejemplo que implementó Dinamarca en estos días, un impuesto a las grasas2 y artículos azucarados como gaseosas y golosinas, habiendo prohibido ya en el pasado los productos con grasas transgénicas. ¿Tendremos que llegar a prohibir alimentos?

Una alternativa espacial posible, sería pensar nuevos espacios para que los ciudadanos generen una ciudad más contemplativa y reflexiva, una ciudad más joven de espíritu, sin barreras arquitectónicas, sin preponderar el auto sobre el peatón, ni barreras visuales o autopistas que cerquen guetos y dividan barrios, los cuales son los verdaderos muros de separación y las barreras de seguridad. El automóvil no debería ser el causante de la división de nuestras regiones dentro de las ciudades, la ciudad debería demarcar su territorio mediante la concentración o dispersión de sus diferentes usos y funciones. Citando un ejemplo concreto, para la villa olímpica de los juegos de invierno en Vancouver (2009), se propuso un nuevo barrio donde cada edificio pudiese tener su propio huerto y los árboles en las calles fueran frutales ¿suena muy utópico? ¿Es preferible dejar a un elemento tan poco humano y antisocial, como el automóvil, decidir cuáles son los límites de nuestras regiones? Creo que ese fue el gran error moderno, algo que el siglo XXI deberá tener que adoptar como objetivo fundamental a resolver.

El "buen consumo", debería ser el de nutrirse de espacios energéticos, con nuevas situaciones y esplendidas visuales del paisaje exterior, como a su vez, de una alimentación básica más sana. Una solución rápida, podría ser aumentar la cantidad de mercados de frutas y verduras dentro de las ciudades para debilitar el consumo de tanto envoltorio plástico y para evitar que se continúen propagando los mega-supermercados y centros comerciales y a la vez con ello, disminuir el uso irracional del automóvil. También se podría incentivar a una vida urbana comunitaria, menos dependiente de cosas y objetos personales, y más dependiente en la diversidad de alimentos y de espacios sociales. Creo firmemente que hay que luchar por un continuo fortalecimiento del espacio público que se encargue de mejorar las infraestructuras para un transporte público ejemplar, privilegiando además ciertas regiones para un cultivo comunitario.

Hemos llegado a un punto tal de concentración y densidad dentro de las ciudades modernas que la orientación, iluminación y ventilación, elementos básicos para una buena calidad de vida, pasaron a ser hechos anecdóticos, algo que ha sido prioritario tan solo en los comienzos del siglo XX. Parecería que a nadie le importa si un edificio genera sombra sobre el vecino o sobre la calle misma, no hay tiempo para pensar en eso, hay que seguir construyendo. ¿No deberían cumplirse las restricciones de alturas o en su defecto, realizar estudios detallados de la repercusión que generan las sombras sobre el espacio de todos? Propongo enérgicamente comenzar por lo menos a reflexionar en busca de las diferentes alternativas que se centren en generar más luz urbana, más vida social y menos consumo basura, menos dependencia mecánica, y con ello, seguramente menos enfermedades.

Autor: Arquitecto Bryk Uriel

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1 Movimiento Slow - http://movimientoslow.com/es/filosofia.html
2 Artículo publicado en la sección iEco del diario Clarín el 17.10.2011

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