Continúa de Ponencia para 2º Congreso Virtual: La Forma. Aportes disciplinares - Claudia Ramos - parte 1
[...] El juego de preponderancias del que hablábamos antes, está siendo ganado por el imperio de la forma. Es precisamente lo evidente en arquitectura, ergo lo que se puede “copiar” fácilmente. La forma abunda, invade, cautiva a toda una generación digital. El imperio de l a forma se corresponde directamente con el universal “culto a la imagen”. Explosión de formas que son tendencia, la forma por sí misma, congresos sobre la forma, el hecho como objeto, las copias y los plagios, las fotos de revistas, programas y renders generativos de formas que es imposible que el operador conciba acabadamente. Es decir no queda claro si la resultante formal-espacial, es producida por el creativo o éste termina aceptando “lo que el programa le devuelve”. Docentes penosamente fascinados/atontados por lo que les resulta inaccesible, pero en definitiva, arquitectura cristalizada, sin gente, sin vida. Lo antedicho pretende ser el fundamento, de la imperiosa necesidad de detener la inercia imperante. Es necesario en nuestra disciplina. Padecemos ciudades en crisis, arquitectura en crisis, tanto la pública, como la domestica, como la institucional, en un alto porcentaje provocada por profesionales egresados de nuestra casa, formados por nosotros los docentes. Nuestra profesión de riesgo social, no es poca cosa.
Hasta aquí hemos enunciado sutilmente, que en el proceso proyectual en arquitectura, la tendencia es imponer “la forma” como protagonista cuasi absoluta. Un lector atento, habrá detectado también, que mientras sostengamos este paradigma en l os talleres de arquitectura, estamos simultáneamente avalando, sugestivos procesos de plagios formales, espaciales, volumétricos, extraordinariamente llamativos, pero vacíos de contenido.
Quinta Hipótesis: Somos cómplices del vaciamiento de contenido, en el proceso de diseño
arquitectónico.
arquitectónico.
Llegó el momento de volver a preguntarnos : ¿qué deberíamos provocar los docentes en los alumnos del taller de proyecto arquitectónico, para que éstos no puedan encontrar la respuesta, fuera de sí mismos…?
Generación formal vs. Los instrumentos de diseño
Los diseñadores y arquitectos contamos con dos tipos de herramientas proyectuales, aquellas que denominaremos “Naturales” inherentes a la condición humana: nuestro cuerpo, mente, imaginación, memoria ancestral y cultural ; y aquellas otras que denominaremos “científicas”, la matemática, la geometría y la informática entre otras. Este último grupo, específicamente con la irrupción de múltiples programas de diseño, ha eclipsado la actividad proyectual, en las últimas dos décadas. Para bien o para mal, es un balance que ejecutará el tiempo, podríamos señalar que en el campo del diseño arquitectónico, presenta aún serias limitaciones referidas principalmente a la materialidad. La “forma” obtenida por estos medios, aún no incluye la condición irrenunciable de la disciplina, la relación de los materiales con los que se ejecutará “la forma”. Con cierto humor podríamos imaginar un programa de diseño que alerte a su operador: -Esta forma que usted acaba de trazar, no coincide con ningún sistema constructivo vigente.- o –Especifique el material con que pretende ejecutar esta forma, no se encuentran resultados aplicables.-Las formas generadas digitalmente suelen tener dificultades constructivas, tal es el caso del emblemático, Museo Guggenheim de Bilbao del arq. Frank Gehry o del Museo Soumaya, en Mexico del arq. Fernando Romero. Sin pretender ahondar en detalles al respecto, es necesario puntualizar que la “forma final en ambos edificios” fue el resultado de la adaptación de la idea inicial a los recursos materiales y tecnológicos posibles. Es decir el resultado final no fue previsto en laboratorio por el diseñador, “la forma” fue, lo debió ser en el pasaje del proyecto a la materialidad. Sin duda estas formas arquitectónicas producen fascinación y el impacto mundial, instala el paradigma de la “forma” como la esencia de la arquitectura. Es muy difícil resistir la tentación de indagar en estos caminos, en las escuelas de diseño. Pero una vez más son caminos de búsqueda formal, que el alumno puede encontrar fuera de sí mismo. El primer grupo de recursos y herramientas con los que el diseñador cuenta, que llamamos “naturales”, es un campo poco explorado por nuestra raíz cientificista en todo el sistema educativo. Cabe aclarar en este punto que la generación de la forma arquitectónica tiene una la particularidad que la caracteriza, es forma externa como expresión social y cultural, y forma interna, el espacio resultante que contiene al hombre.
Racionalidad vs. Emocionalidad
Nuestro sistema educativo completo, desde el nivel inicial en adelante, se basa en la limitación de los impulsos creativos. Parece fuerte a prima facie esta afirmación, sin embargo permítanme argumentar. Haga usted la prueba de incluir en su buscador , la frase “limitaci ón de los impulsos creativos”, verá, no hay resultados que satisfagan esta búsqueda, sin embargo, los hay para casi cualquier otra frase compleja, de los más variados y seguramente encontrará algo que se adecue a su consigna. Cito nuevamente “la” no inocencia del lenguaje.
Nuestro sistema educativo completo, desde el nivel inicial en adelante, se basa en la limitación de los impulsos creativos. Parece fuerte a prima facie esta afirmación, sin embargo permítanme argumentar. Haga usted la prueba de incluir en su buscador , la frase “limitaci ón de los impulsos creativos”, verá, no hay resultados que satisfagan esta búsqueda, sin embargo, los hay para casi cualquier otra frase compleja, de los más variados y seguramente encontrará algo que se adecue a su consigna. Cito nuevamente “la” no inocencia del lenguaje.
Los impulsos creativos son en general mal vistos por nuestra cultura, se confunden generalmente con in-disciplinas, con falta de adecuación o de adaptación. Rápidamente el sistema educativo ha encontrado los mecanismos para limitar cualquier manifestación creativa, el orden disciplinar (fragmentación del conocimiento en áreas), la orientación cientificista de la educación, la inexistencia de materias relacionadas a “lo humano” : las aspiraciones, los deseos, la conciencia de corporeidad, las emociones…, son muestra suficiente de la situación enunciada. No te muevas, no hables, no cantes, no dibujes fuera de la hoja, parados, sentados. No llores, no rías en clase , no expreses tus emociones… Y si esto pasara existe un ejército de psicólogos, pedagogos, docentes y directivos, que hablaran con tus padres para ver como se soluciona “el problema”. La individualidad no existe, todos tenemos uniformes y hacemos las mismas cosas todo el tiempo. Las potencialidades se licúan una y otra vez, porque “todos” debemos saber “de todo”, aunque no sea de nuestro interés. Ustedes dirán y posiblemente con razón , que la formación generalista es vital en un mundo frenéticamente cambiante y competitivo. Sin embargo, esto no es incongruente con la generación de espacios de expansión de las potencialidades individuales.
La corporeidad y las emociones, constituyen la matriz fundamental del impulso creativo. Propongo la penúltima hipótesis: “Sin cuerpo, sin emoción, no existe el impulso creativo”. Todos los que somos parte el universo del diseño y que estamos participando de este congreso por la misma causa, hemos llegado a nuestra formación universitaria, con este cúmulo de limitaciones culturales. Nuestros alumnos también y por muchas décadas más, porque son procesos de muy difícil reversión. No es descabellado entonces, que ambos, profesores y alumnos, estemos sumergidos en procesos de fascinación, por los recursos y herramientas de diseño que pueden hallarse fácilmente fuera de uno, que no surgen de una dinámica interna del diseñador, sino de un frenesí de búsqueda de respuestas externas. Es la agonía de la creatividad… + la agonía de la investigación que mencionábamos en los primeros párrafos, el panorama se torna desalentador en nuestro campo disciplinar y en la didáctica proyectual específicamente.
Reformulo la pregunta: ¿cómo podríamos generar la búsqueda creativa interna? Dos caminos, la recuperación de la conciencia corporal y del universo de las emociones.
A principios de siglo, tuve la oportunidad de asistir a un seminario taller del Arq. César Naselli, profesor de la facultad de arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba. Su teoría respecto del diseño arquitectónico se fundaba en años de investigación y experimentación respecto de tres ejes fundamental es: El espacio generado por el cuerpo humano en movimientos multidireccionales, el lenguaje de los materiales (lo que el material quiere ser) y la generación formal desde la conjunción de la música , la luz y la interacción humana en la creación colectiva de las formas visuales. La experiencia tuvo entre los docentes participantes las más variadas reacciones de aceptación y rechazo. No obstante puede decirse que este estímulo fue disparador de múltiples experiencias pedagógicas, que se aplicaron en los talleres de arquitectura. A continuación mostraré dos de ellas desarrolladas con alumnos de primer año.
La primera se denominó “El mural” y consistía en la ejecución de un trabajo colectivo sobre un papel de 1metro por 10metros, donde debían dibujar libremente inspirados por una secuencia musical de ritmos variados. Cada tempo musical, llevaba una consigna que se detenía al culminar el mismo. La primera era dibujar sobre el espacio papel disponible frente a cada alumno, luego se rotaba hasta quedar frente al di bujo ejecutado por un compañero y se debía intervenir sobre él. Posteriormente, se llenaban los intersticios y finalmente se trabajaba conjuntamente para dar a la “obra” una idea de unidad y totalidad. El mural concluido se colgaba en un soporte y cada alumno con un marco de papel A4, recorría el mural hasta seleccionar una porción que le resultara pregnante. Le asignaba una palabra que definía la imagen y con ambos recursos elaboraba una maqueta tridimensional sin otro condicionante que el resultado volumétrico. Ese primer contacto con la generación formal desde un recurso pedagógico innovador, sería el inicio del proceso proyectual, otorgándole en sucesivas etapas, condicionantes propias del diseño arquitectónico.
Si el amable lector espera a estas alturas una conclusión respecto de la pertinencia y efectividad del ejercicio a los fines del proyecto, lamentablemente debo decir que esto no puede verificarse en términos concretos. Los resultados del curso como producción creativa no tuvo mayores diferencias que con otros métodos y el porcentaje de propuestas formales en la resolución de problemas de diseño, no superó los estándares normales. Sin embargo hubo en ese curso una diferencia sustancial e inesperada. A diferencia de la experiencia con docentes, los alumnos atravesados quizá por menos limitaciones culturales (o al menos menor exposición, en términos temporales), pusieron en juego en la experiencia pedagógica dos componentes que hicieron la diferencia fundamental . En primer lugar, la manifestación explícita de hábitos conductuales de la personalidad, por ejemplo: Me expongo o me resguardo, autovaloración o no de habilidades y competencias gráficas, intenciones de dominio o sumisión en el espacio vital y en papel, el impacto de “lo creativo” en lo individual y lo colectivo, entre otros. Y en segundo lugar los alumnos capitalizaron el canal de vehiculización emocional que ofrece el ejercicio. Pudieron exteriorizar emociones: enojo, melancolía, dolor, entusiasmo, euforia etc.
Ese período lectivo se definió por dos diferencias cualitativas, una en la relación docente/alumno, fundamentalmente porque la exteriorización emocional, definitivamente acerca a los seres humanos, y otra, la humanización del proyecto arquitectónico, cada ítem del programa se tradujo en un “acontecimiento espacial”, pleno de sentido, que sólo lo otorga lo “humano” relacionado a un ámbito físico. Una lectura muy difícil de hacer sobre en una representación abstracta, pero las memorias descriptivas mostraban intenciones de los diseñadores que empezaban a preocuparse sobre la incidencia del espacio en la vida y el sentir del hombre, y viceversa.
El desafío es diseñar los instrumentos para probar estas situaciones científicamente. Previo a ello, vencer la resistencia de docentes que mientras ocupen lugares estratégicos en la pirámide, impedirán por todos los medios cualquier alteración al status quo. Son los mismos que satisfacen sus expectativas con proyectos plagiados y vacios de contenidos. F ormas, Sólo formas…
La segunda experiencia pedagógica despegaba desde otro lugar, precisamente el hombre, el usuario. Decidimos ponerle a ese personaje hasta entonces anónimo e indefinido , un rostro, un nombre y dotarlo de todas las facetas que describírían su universo personal y social. Emma una escultora con discapacidad motriz, Juan frustrado músico devenido en profesor, separado con dos hijos, entre otros. La descripción del personaje abarcaba un pormenorizado detalle de condiciones de personalidad, gustos estéticos, experiencias de viajes, situaciones sentimentales y laborales, actividades, etc.
A medida que transcurría el curso estos personajes empezaron a cobrar vida, hablábamos de ellos como si existieran en el plano real y se completaban con múltiples datos de color que le adjudicaban los mismos alumnos.
Un día evaluamos que el proceso de diseño se hallaba estancado circulando sobre los mismos aspectos sin avanzar. Llegamos al taller y montamos una escena dantesca. Emma, Juan y los otros habían muerto…
Esa tarde se llevo a cabo un ejercicio de diseño respecto de la tumba para cada uno (un tema ancestral de la arquitectura). Los resultados formales, espaciales y simbólicos, fueron extraordinarios. Un dato más para repensar el trabajo de la emocionali dad en los procesos de diseño.
Esa tarde se llevo a cabo un ejercicio de diseño respecto de la tumba para cada uno (un tema ancestral de la arquitectura). Los resultados formales, espaciales y simbólicos, fueron extraordinarios. Un dato más para repensar el trabajo de la emocionali dad en los procesos de diseño.
Por último y al sólo fin de generar dudas e interrogantes, que en definitiva es la única fuente de expansión del conocimiento, quisiera disparar la última hipótesis: “En arquitectura la forma, es el límite de la emocionalidad humana”…
Autora : Arquitecta Claudia Ramos
Facultad de Arquitectura UNT.
arqclo@hotmail.com
Facultad de Arquitectura UNT.
arqclo@hotmail.com
Cargos Docentes: Jefe de Trabajos Prácticos de Proyecto Arquitectónico I /1-8, Auxiliar Docente: Cultura y Producción Arquitectónica.-Docente en Materia Electiva: Diseño de Espacios Efímeros, a cargo de la Arq. María Lombana.- Docente en Materia Electiva: Proyecto y Forma, a cargo de la Arq.Clara Ben Altabef- 2012 Investigacion: Aprobado por CIUNT – Año 2005/06 TEMA: “La arquitectura como producción de la Cultura: La complejidad de la enseñanza – aprendizaje de la disciplina de diseño arquitectónico” Director: Arq. Juan Carlos Malcun Año 2013 - “Didáctica proyectual. Espacio social: contexto, uso y morfologia”. Directora Arq Clara Ben Altabef
1 comentarios :
Gracias por compartir este documento. La verdad tiene gran certeza.
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