ARQUITECTURA CRITICA

La creación en las bellas artes, es un asunto de trabajo. El talento indica cuanto debemos trabajar en la técnica y en plasmar la idea (en este caso refiriéndome a la arquitectura). La comprensión cabal de la teoría nos da las bases, el taller la práctica, la historia y su entendimiento nos conduce a ubicarnos en el momento que vivimos y así cada aspecto nos da la preparación para enfrentar el momento personal del desarrollo de la profesión (que finalmente es una labor artística).

 Entendiendo esto, se puede asimilar otro aspecto. Históricamente podemos encontrar a la Bauhaus, escuela alemana (aunque después se tuvo que cambiar de país por conflictos de otra índole) con directores tan importantes como Mies Van der Rohe y Walter Gropius —con otra tendencia, pero en esencia lo mismo—. Ahí se buscaba la formación integral del arquitecto, se buscaba que supieran ser escultores, pintores, diseñadores, etcétera. Tratando de retomar lo que hacían grandes de todos los tiempos como Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel.

¿Porque es tan importante y significativo esto?, tal vez porque si entendemos debidamente temas como el ritmo, podemos dilucidar que es el mismo concepto en distintas disciplinas. Esto es la búsqueda de una armonización en la obra, es el patrón. Quizá no lo podamos explicar con palabras, pero lo entendemos y somos capaces de encontrarlo en alguna otra forma de arte.

Recientemente tuvo lugar una exposición de la citada escuela en nuestra ciudad, lo lamentable es la poca afluencia que tuvo. Ahí se podía encontrar obras de destacados alumnos, arquitectónicas y de diseño.
Tal vez el problema sea que parece lejano a la distancia, y la historia ha cambiado. Ahora se opta por la individualidad, el trabajo en un despacho de algún arquitecto renombrado como aprendizaje.

Pero el concepto, como ya cite líneas arriba, es válido en cualquier época. El postulado de la Bauhaus: "Una escuela para crear".

Autor: Emanuel Huerta - Colaborador de Arquitectura Crítica