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El reciclaje de papel es una técnica antigua que se consolidó en el siglo 19. Hoy por hoy el papel es el material que mayor eficiencia posee a la hora de ser recolectado y reciclado. Luego de ser convertido en pulpa de celulosa y procesado, logra una superficie decente para un producto sustentable. Es un material muy utilizado en la industria ya que es más económico que el poliestireno expandido, PET y PVC.
Varias empresas han tomado en cuenta esto y empiezan a lanzar productos que generan tendencia. Tal es el caso del DuraPulp, que es una mezcla de entre pulpa de celulosa y plástico biodegradable 100% (PLA: poliácido láctico proveniente del almidón). Este material permitió crear por ejemplo la silla Parupu para niños, apilable, de varios colores, con vida útil similar a la de la madera y textura de papel, que permite dibujar sobre ellas. Otro caso un poco más difundido es el de la botella de papel 360 (360 paper bottle), que en su fabricación consume menos energía que una de PET, apilable, fácil de transportar y apta para todo tipo de líquidos ya que en el interior posee una microcapa de PLA. Mobiliarios experimentales como el sillón Cluod que inspira lógicamente una imagen de nubes en varias versiones de cuerpos y al estilo Eames lounge. También todo tipo de muebles y accesorios de la colección Moooi están creados con este derivado del papel, y si bien se los muestra con su textura natural los hay con laqueados que dan otra terminación más suave.
Es difícil comprobar, por no decir imposible, cuánto realmente es el ahorro de energía en el proceso de fabricación y reciclaje, o si realmente son 100% reciclables dado el llamado “analfabetismo tecnológico”, pero sin entrar en escepticismos sobre este tema, sigo siendo un poco incrédulo con las tendencias ecológicas generadas por grandes compañías, ya que parecieran ser un icono de campaña marketinera simplemente para aumentar ventas o generar mejor imagen en la sociedad de consumo. Aún así, si las ofertas que lideran las verdaderas demandas tienden por estos caminos y realmente producen ahorro de energía, reuso y reciclaje de residuos, bienvenido sea.
NB
Varias empresas han tomado en cuenta esto y empiezan a lanzar productos que generan tendencia. Tal es el caso del DuraPulp, que es una mezcla de entre pulpa de celulosa y plástico biodegradable 100% (PLA: poliácido láctico proveniente del almidón). Este material permitió crear por ejemplo la silla Parupu para niños, apilable, de varios colores, con vida útil similar a la de la madera y textura de papel, que permite dibujar sobre ellas. Otro caso un poco más difundido es el de la botella de papel 360 (360 paper bottle), que en su fabricación consume menos energía que una de PET, apilable, fácil de transportar y apta para todo tipo de líquidos ya que en el interior posee una microcapa de PLA. Mobiliarios experimentales como el sillón Cluod que inspira lógicamente una imagen de nubes en varias versiones de cuerpos y al estilo Eames lounge. También todo tipo de muebles y accesorios de la colección Moooi están creados con este derivado del papel, y si bien se los muestra con su textura natural los hay con laqueados que dan otra terminación más suave.
Es difícil comprobar, por no decir imposible, cuánto realmente es el ahorro de energía en el proceso de fabricación y reciclaje, o si realmente son 100% reciclables dado el llamado “analfabetismo tecnológico”, pero sin entrar en escepticismos sobre este tema, sigo siendo un poco incrédulo con las tendencias ecológicas generadas por grandes compañías, ya que parecieran ser un icono de campaña marketinera simplemente para aumentar ventas o generar mejor imagen en la sociedad de consumo. Aún así, si las ofertas que lideran las verdaderas demandas tienden por estos caminos y realmente producen ahorro de energía, reuso y reciclaje de residuos, bienvenido sea.
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