ARQUITECTURA CRITICA

Con este primer artículo se da inicio de una serie que conforman el documento donde se abordan los temas del diseño participativo, los nuevos modos de hacer arquitectura, nuevas y no tan nuevas organizaciones sociales trasladadas al trabajo y el acople de las tecnologías globales de comunicación a los procesos de diseño y producción de arquitectura y urbanismo.


Siempre se ha dicho que el desafío más grande de un arquitecto es afrontar el proyecto propio de vivienda. Encarar cualquier otro proyecto arquitectónico o urbano de cualquier índole supone una formación de pensamiento y organización de trabajo consecuente que responda a una postura política. Es innegable que ejercer en esta profesión representa responder a un concepto político y social, no se puede disociar, por más que no se actúe activamente en algún partido político. Es una necedad negarlo, quizás se pueda por sana ignorancia no saber con qué línea se trabaja. Creo que formar un equipo de trabajo de arquitectura es el mayor desafío.

Estructura de estudios de arquitectura
La mayoría de los estudios de arquitectura funcionan con una organización piramidal basada en el sistema sociopolítico como la mayoría de las empresas, incluso en instancias de proyectos donde se presupone una participación más activa de los integrantes, casi igualitaria. Con este sistema es más fácil delimitar responsabilidades (¿y sueldos?) pero no promueve un intercambio de opiniones y por ende un proceso y resultado más enriquecedor, tanto en la formación de los profesionales como en el producto mismo. El desarrollo de proyecto y la obra en sí merece un capítulo aparte, pero este sistema piramidal en líneas generales se adapta bien.

¿Por qué entonces al formar un estudio de arquitectura se da por hecho esta organización sabiéndose de su ineficacia, o mejor dicho para no ser tendencioso, de su no óptimo resultado? Dinero, facilismo, mentes dormidas… quizás. Por suerte existen alternativas y se ponen en marcha.

1 Hemos tratado de plantear como los Nuevos Movimientos Sociales surgen para afrontar problemas globales con manifestaciones locales, tales como los derivados de la sobreexplotación del medio ambiente, los de la paz, los del desarrollo, o los que afectan a la discriminación de la mujer, las minorías, los inmigrantes, los parados, los ancianos, los discapacitados, etc . Son problemas que no pueden ser resueltos exclusivamente en el ámbito nacional y en los que la intervención de las organizaciones sociales plantea un modo cualitativamente distinto de actuación, próximo a los afectados y sensible a aspiraciones humanas que no pueden resolverse exclusivamente en el plano económico y administrativo.

En el sector en el que trabajamos y que ocupa la atención de esta mesa redonda, el de la cooperación al desarrollo, la acción de las O.N.G.D. se orienta en primer lugar a la realización de programas y proyectos de cooperación al desarrollo. Pero junto a este campo, las ONGs suelen realizar acciones de sensibilización y de formación, que como veremos, son indispensables para una plena eficacia de su trabajo. Esto implica, como punto de partida, la definición de unas necesidades y de unos objetivos de desarrollo, en los que la reflexión sobre qué desarrollo se busca y cómo conseguirlo es central. El concepto de desarrollo surgió, y todavía sigue siendo su acepción mayoritaria en la sociedad, como ligado a lo puramente económico y material. Hoy este concepto está siendo sustituido por dos conceptos: el de desarrollo humano y el desarrollo sostenible. El primero de ellos pone el énfasis en el aumento de las potencialides humanas.

Lógicamente estas descansan sobre una base material indispensable, pero las abre a otras dimensiones que la relativizan y las desplazan de su hegemonía actual. Hoy el crecimiento material por sí sólo ya no es aceptado como sinónimo de desarrollo. El segundo concepto pone el énfasis en la necesidad de que el desarrollo sea sustentable en el tiempo. Por tanto introduce la perspectiva del largo plazo de modo que las bases de nuestro desarrollo no impidan el desarrollo de las generaciones futuras. Ambos conceptos convergen y hoy hablamos de la necesidad de sostenibilidad social y medioambiental como los dos vectores necesarios para el desarrollo. Por otra parte, el propio concepto de desarrollo humano tiene una componente fundamentalmente cultural, de modo que afecta al conjunto de modos de vida y aspiraciones humanas. Hoy sabemos que el mito tecnológico no es suficiente para garantizar la solución de los problemas. Es indispensable adoptar tecnologías eficientes en el aprovechamiento de los recursos materiales y energéticos, pero esto por sí solo no nos permite más que ganar tiempo en tanto realicemos un cambio radical en los valores y en los modos de vida.

Pero junto con la reflexión sobre el modelo de desarrollo, se hace precisa una reflexión sobre el cómo hacerlo para que realmente podamos hablar de cooperación. La unión de ambas reflexiones, sobre la base en general, de la propia experiencia, nos lleva a profundizar en dos direcciones. Por una parte, a pasar de la mera transferencia de recursos humanos y económicos, decidida desde el Norte con los deficientes parámetros de desarrollo del Norte, a la colaboración en la mejora de procesos y técnicas, adecuados a las necesidades y a las posibilidades del Sur, señaladas y propuestas por los agentes del Sur. Esto significa que es necesario abandonar posturas paternalistas, cuando no neocolonialistas, de ayuda unidireccional, para entrar en una dinámica bidireccional, en la que se reconoce que hay un mutuo aprendizaje y el protagonismo recae fundamentalmente en los agentes del sur.

Junto a este proceso de reflexión sobre el modelo de desarrollo y de valorización los procesos que se ponen en marcha tanto en el Sur como en el Norte, se abre una reflexión de carácter político, cuando nos preguntamos por las causas de las situaciones de pobreza y detectamos obstáculos para el desarrollo que sólo pueden encararse en ese plano. Nos referimos a la necesidad de solucionar el problema de la deuda externa, que hoy por hoy imposibilita el desarrollo, a la necesidad de aumentar los presupuestos de la cooperación, a cambiar las prioridades, a darle mayor protagonismo a la cooperación multinacional por una parte, y a la que se da entre comunidades locales y asociaciones, así como a la necesidad simultánea de modificar los modos de representación y la definición de las políticas de los organismos internacionales.

Son constataciones que nacen del hacer y del reflexionar y que suponen un paso adelante en la cooperación, indispensable para que realmente pueda ésta entenderse como una vía de solución a los problemas del desarrollo. Solo con unos fondos económicos proporcionales a la dimensión de problemas tales como las carencias sanitarias, educativas, de infraestructuras y equipamientos básicos (agua potable, electricidad, centros educativos, centros sanitarios, redes de comunicaciones, etc.) y de vivienda se puede afrontar con seriedad y garantías de éxito la solución de los problemas.

La planificación y la gestión de estas acciones debe corresponder fundamentalmente a organismos internacionales, en estrecha colaboración con los locales, que deben estar dotados para aplicar a escala global lo que los estados asumieron a escala nacional.

Los recursos de la cooperación deben pasar del concepto de la ayuda, basado en la buena voluntad de los ciudadanos, al concepto de la política basada en organización de la justicia a nivel global, fundamentada en la extensión de “la razón de humanidad”, por la cual es preciso universalizar la cobertura de las necesidades básicas. Aquí el papel de las ONGs debe ser el des ser punta de lanza de la movilización de las voluntades políticas, fomentando un ejercicio de la ciudadanía mundial.

1- Extracto Objetivos de los Nuevos Movimientos Sociales. Las O.N.G.-D. y la Cooperación al Desarrollo de Esteban de Manuel Jerez elaborado con motivo del Seminario "La reconstrucción de Centro América".

Próximo capítulo Cooperativas de Trabajo, Redes Hiperlocales

NB